El calendario egipcio es un sistema de datación establecido varios miles de años antes de la era común, el primer calendario conocido para usar un año de 365 días, aproximadamente igual al año solar. Además de este calendario civil, los antiguos egipcios mantuvieron simultáneamente un segundo calendario basado en las fases de la luna.
Según algunos historiadores afirman que no se conoce ninguna evidencia existente que describa el funcionamiento del calendario egipcio más antiguo (el del período predinástico). Se sabe que debe haber sido lunar. Entre otras cosas, el símbolo jeroglífico para “mes” muestra una luna creciente (la primera media luna visible de la luna nueva) sobre una estrella.
Se intentó reconstruir más detalles, pero el argumento sigue están incompleto y controvertido, ya que existen otras información las cuáles explican toda la historia.
Un calendario lunar
El calendario lunar egipcio, el más antiguo de los dos sistemas, consistía en doce meses cuya duración difería de acuerdo con la duración de un ciclo lunar completo (normalmente 29 o 30 días).
Cada mes lunar comenzaba con la luna nueva, contada a partir de la primera mañana después de que la menguante media luna se volviera invisible, y recibía su nombre por el gran festival celebrado en su interior. Como el calendario lunar era 10 u 11 días más corto que el año solar, un mes 13 (llamado Thoth) se intercalaba cada varios años para mantener el calendario lunar en una correspondencia aproximada con las estaciones agrícolas y sus fiestas.
Año nuevo del calendario egipcio
El día de Año Nuevo fue señalado por el ascenso heliacal anual de la estrella Sothis (Sirio), cuando se podía observar en el horizonte oriental justo antes del amanecer en pleno verano; el momento de esta observación determinaría si el mes intercalado se emplearía o no.
El calendario civil egipcio se introdujo más tarde, presumiblemente para fines administrativos y contables más precisos. Consistió en 365 días organizados en 12 meses de 30 días cada uno, con cinco días epagomenal adicionales (días que ocurren fuera de la construcción temporal ordinaria) agrupados al final del año.
Al parecer, no se intentó introducir un día bisiesto para compensar el deslizamiento de un día cada cuatro años; como resultado, el calendario civil giró lentamente a través de las estaciones, haciendo un ciclo completo a través del calendario solar después de 1,460 años (conocido como ciclo sótico).
Los meses fueron nombrados después de los del calendario lunar, y ambos sistemas de cómputo se mantuvieron durante todo el período faraónico. En el siglo IV a. C. se diseñó un calendario lunar esquematizado de 25 años según el modelo del calendario civil, con el fin de determinar dentro de límites precisos el comienzo de los meses lunares sin tener en cuenta la observación real del menguante creciente de la luna.
El calendario civil egipcio fue alterado por Julio César alrededor del año 46 a. C. con la adición de un día bisiesto que ocurre una vez cada cuatro años; el sistema revisado forma la base del calendario occidental todavía utilizado en los tiempos modernos.