El pueblo indígena de los muiscas habitó en la región andina de Colombia desde el siglo sexto antes de Cristo. Parte de lo que sabemos de esta misteriosa cultura y su calendario se lo debemos a José Domingo Duquesne, que ha obtenido un lugar en la historia de Colombia por ser uno de los primeros investigadores que se dedicaron al estudio de los muiscas.
Nacido en Santafé de Bogotá en 1745, se destacó en sus estudios en el Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, donde se doctoró en Teología y Derecho Canónico.
Desde 1778, Duquesne sirvió durante quince años como párroco de la villa de Lenguazaque. Tras este periodo, fue trasladado a otro pueblo, Gachancipá, donde permaneció hasta el año 1800, cuando recibió nombramiento en la catedral de Santa Fé de Bogotá como supervisor de los asuntos de la Iglesia católica hasta el año de su muerte, en 1821.
Como producto de sus años de interacción con las comunidades indígenas de Lenguazaque y Gachancipá, descendientes de los antiguos muiscas, Duquesne estaba profundamente
interesado en esta cultura, su historia, su lengua y, sobre todo, su calendario, cuyos detalles conoció presuntamente por fuentes indígenas.
El sistema de numeración muisca
Esto es fundamental para entender el sistema calendárico propuesto por Duquesne. Se basa en el uso de diez nombres, o “etiquetas”, que representan valores del 1 al 10. Para expresar los números del 11 al 20, se utilizan estos mismos nombres, pero se les añade el prefijo Quihicha.
Duquesne proporciona una tabla con los nombres de los números que, por medio de la quihicha expresarán los valores del 1 al 20:
1. Ata 11. Quihicha Ata
2. Bosa 12. Quihicha Bosa
3. Mica 13. Quihicha Mica
4. Muihica 14. Quihicha Muihica
5. Hisca 15. Quihicha Hisca
6. Ta 16. Quihicha Ta
7. Cuhupcua 17. Quihicha Cuhupcua
8. Suhusa 18. Quihicha Suhusa
9. Aca 19. Quihicha Aca
10. Ubchihica 20. Quihicha Ubchihica
Por su parte, el sacerdote Fray Fernando de Lugo escribió en 1619 una descripción detallada del sistema de numeración muisca en su Gramática en la Lengua General del Nuevo Reyno, llamada Mosca. Fue pionero en el concepto del del alfabeto fonético moderno utilizado por los lingüistas, el Padre de Lugo diseñó algunos signos tipográficos con el fin de ajustarse al máximo a la fonética original muisca fonética, que son, en esencia, los mismos términos dados por Duquesne, dos siglos después, en el siglo XVIII.
El día y la semana
Los muiscas consideraban el tiempo diurno y la noche como entidades diferentes. Los días se contaban por soles, porque era la causa de ellos, así tantos soles eran tantos días. Estos se dividían en tres partes, mañana, mediodía y tarde.
El lapso de luz del día aparentemente se dividía en dos partes, una desde el amanecer hasta el mediodía y otra desde el mediodía hasta la puesta del sol. Duquesne da los términos suamena y suameca para estos periodos.
Zasca era la entidad de la noche que al igual que el día se dividía en dos. Correspondía al lapso que va desde la puesta del sol hasta la medianoche y Cagui, desde medianoche hasta el amanecer.
Al parecer, los muiscas carecían de un concepto de semana, al menos tal y como la entendemos.
El ciclo lunar
Como ya se ha dicho, tanto en el Anillo Astronómico como en la Disertación se habla de la
ordenación del ciclo lunar como un conjunto de fórmulas destinadas a encontrar el tiempo correspondiente a las fases lunares. Estas fórmulas se basan en el recuento de días realizado con los dedos.
El sistema del calendario
Esta es la parte más compleja de la obra de Duquesne, que lamentablemente no ha sido comprendida en su totalidad. Aunque la Disertación y el Anillo Astronómico son prácticamente idénticos en esta parte, Duquesne vuelve a utilizar los nombres numéricos muiscas, esta vez en el contexto de la contabilidad de los meses lunares.
Al igual que en el caso de las fases lunares, él no es riguroso en el uso de los prefijos de los nombres de los números. Según el padre Duquesne, los muiscas tenían dos tipos de año, ambos se basaban en los ciclos lunares.
El primero se llamaba Zocam y correspondía a un período de veinte lunas. El segundo, aunque no fue nombrado por los Muiscas, tenía una duración de 37 lunas, por lo que se le dio el nombre de Acrotom.
Esto es parte de lo que sabemos hoy en día del calendario Muisca. Interesante, ¿verdad?